Pensaba como empezar a escribir después de tanto tiempo. Mientras venia camino al trabajo, me preguntaba que cosas, con el correr de los años habían cambiado o mutado y si bien estamos mas viejos, solo pasa el tiempo y vamos poniéndonos mas serios. Vemos las cosas desde otros puntos. Peleamos por lo justo muy por lo bajo y vamos mas a lo practico. Pero indefectiblemente, lo que no cambia es el sentir.
Cuando adolecíamos, toda situación era sumamente punzante y parecía un mundo. Andábamos desolados por la vida pensando que era el fin de todo hasta que nos cruzábamos con alguien mayor que nos decía que todo eso iba a pasar. Y de hecho pasaba. Pero hoy, con el correr del tiempo mi sensación es que el dolor no se modifico. Sigue siendo el mismo, solamente que quizás corre en silencio por nosotros, manifestándose en lagrimas.
Una vez me dijeron que nadie muere por amor. Y comprobé que es así. Pero la puta que duele. Es esa sensación de que llegaste a un momento donde no queres mas padecer ningún pesar y todo lo que pedís es paz. Si esa persona no estaba en nuestras vidas cuando nacimos por ejemplo, porque llega a doler tanto una ausencia. Pensé que era costumbre pero comprobé que no lo es. Y por mas que quiera disfrazar de cualquier otra cosa para poder justificarme y esconder lo que verdaderamente es, lo único que me quedo por reconocer es que es amor. Puro, noble, con alma y corazón. Ese mismo amor que en algún otro momento estaba tan compenetrado que ni me di cuenta que fuera del lugar donde estaba, ocurría una especia de cola de tornado y yo sentada en el auto como si nada, tratando de superar obstáculos. Que loco. Como podemos recorrer diferentes momentos y no cansarnos de ver siempre la misma película, una y otra vez. Hasta podemos llegar a decir, si me tocara vivir esto de vuelta, no le cambiaría nada.
Una noche de frío, por ahí entrado el invierno, me cruce con unos ojos, saltones como me observaron, y al instante, me hicieron poner la piel de gallina, me ocasionaron nervios de esos que podemos sentir cuando las cosas nos pasan por primera vez. Tal fue así el acontecimiento que baje la vista de inmediato y por dentro murmure, "chauuu". Recuerdo ese momento como si fuese hoy. Recuerdo también, en el camino a casa, preguntarme porque me había puesto nerviosa, que era que había visto que me había causado semejante estupor. Intente no darle importancia y no busque mas respuestas a todas esas preguntas. Que iba a saber yo que detrás de ese par de ojos se podía esconder el amor. O ese no se que, el cual no encontramos las palabras precisas para poder plasmarlo tal cual lo sentimos. Había sido una mirada tan puntual, tan expresiva. Hasta me animo a decir hoy, que también sintió los mismos nervios que yo y tuvo esas mismas preguntas.
Pensar que cada uno de nosotros vamos enfrascados en nuestros mundos de responsabilidades, de obligaciones y no prestamos atención a la mayoría de las cosas y cuando estas nos sorprenden, quedamos atónitos. Sin palabras.
La historia hubiese terminado acá con ese cruce pero como ambicionamos querer respondernos todas esas preguntas, no pudimos evitar que continuara y al principio por curiosidad sin intención, inconscientemente, estábamos relacionándonos y haciendo que nuestro mundo se modifique y se empiece a entre lazar. Comencé por querer saber que esconde esa mirada saltona que tanto mi atención había llamado. Eso me llevo a hablar de las cosas de todos los días. A querer descubrir quien estaba detrás de esos ojos. Y así ir adentrándome en su mundo sin siquiera estar dándome cuenta hacia donde podía llegar a ir.
En el comienzo son solamente intercambio de mensajes. Como estas? Seguís mejor, si es que algo paso. Aumenta inconscientemente la preocupación. Las ganas de saber como esta. Cuando se presenta una situación un poco mas delicada ya donde la otra persona o yo estábamos pasando por malos momentos, vamos transformándonos en grande oyentes y ergo consejeros de alma. En querer estar ahí para poder aliviar un poco ese pesar. Y así todo sigue tomando un camino impensado para mi. Hasta que un día, como todas las emociones suelen manifestarse, sentí el pecho tan lleno de aire tibio que súbitamente frene y me pregunte, que me esta pasando. Esa es la pregunta que te enfrenta a la otra persona y te pone al descubierto en todo los sentimientos. Te obliga que sentarte frente a frente y decirle, tenemos que hablar.
Generalmente, esto ocurre cuando el dialogo es diario y parece no terminar mas. Uno pierde la noción del tiempo. Solo escribe palabra tras palabra e inventa cualquier tópico con tal de no querer cortar el dialogo que ya mas que dialogo, es un lazo.
Recuerdo haber manifestado mi frase," tenemos que hablar". Yo no soy de esas personas que suele buscar una hora prudente y si la otra persona me lo permite, sea la hora que sea, me dirijo hasta donde este. Y así fue.
Era de madrugada. Yo estaba en un evento y sin mirar el reloj, le pregunte donde estaba, después de haber hablado toda la noche de corrido. No recuerdo exactamente de que. Solo tengo presente la fuerza que sentía dentro de mi, de querer sentarme frente a frente y hacerle todas las preguntas que me estaban volviendo loca. No recuerdo cuantos kilómetros hice, ni las vueltas que di. Si tengo presente que me perdí y eso hizo que me retrasara. Ese viaje parecía interminable. Tantas sensaciones todas juntas sumadas a una necesidad incontrolable de querer encontrar una respuesta. Arribe a destino y ahí estabas. Pensando hoy un poco en ese momento, creo que estaba con las mismas emociones que yo sentía. Al menos esa conexión que habíamos logrado era tan clara y tan reciproca que a veces no hacia falta decir nada. Subiste al auto medio con miedo. Te mire fijo queriendo decir, "que estoy haciendo acá?". Me devolviste una mirada identica a la mia y corria un silencio sepulcral.
Quise hacer las cosas bien desde el momento cero. No me había pasado algo así. Pero eso solamente fue el destello de un inmenso brillo que creí haber visto y el cual me encandiló para poder hasta pensar. Confíe siempre en la mirada de los demás. A veces me salió bien. Otras no tanto. Sentía estar viviendo algo nuevo. Llegué a estar convencida de esto. Pero solamente terminó siendo producto de mi ilusión, de idealizar el deseo de que lo que estaba pasando era único y verdadero.
Hoy solo es un recuerdo. Que por momentos me cuelga y me deja pensando. Pero no me hago preguntas ya. Sólo intento continuar mi camino sin sentir que me equivoqué y así no cerrarme en la creencia de que estaa cosas no pasan. Asumo cada uno de mis errores. Espero haber aprendido. Pero a pesar de todo lo que pueda llegar a contarles, todavía creo en la mirada de la gente y espero que el tiempo no me de la razón, que sólo fue un momento y quedo en el recuerdo del libro de la vida que escribimos todos los días.
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